viernes, 29 de octubre de 2010

me arruinan las prisas

Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas,
y siempre pienso que nota como intenté disimular.
la doble dirección de las palabras
y quien las interpreta como le viene en gana;
y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me alegra la vida, los cambios de sentido,
las señales de stop
cuando estan donde deben estar
y los pasos perdidos.
Me agobian las medianas,
las frases que están hechas,
y las que todo el mundo sabe hacer;
los que nunca saludan y los malos profetas.
Me fatigan los dioses bajados del Olimpo
a conquistar la Tierra,
pero mas aún quienes se declaran sus abogados;
y los necios de espíritu.
Me entristecen quienes me venden clines
en los pasos de cebra,
y más aún quien se siente superior al verlo;
los que enferman de cáncer
y los que sólo son simples marionetas
y no hacen nada por dejar de serlo.

Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos,
las sirenas que ululan en las noches de fiesta,
los códigos de barras,
el baile de etiquetas.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
hasta hace muy poco
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira.


mi adaptación de Cuenta Atrás, Francisco M. Ortega.


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